Lavado de raíces

Lavado de raíces







Con el lavado de raíces damos inicio a la “pre-cosecha”, es decir, al periodo que marcará en gran medida la calidad final del cannabis. Yo cultivo con abonos orgánicos y  siempre planifico este lavado entre 7 y 10 días antes de cosechar. Lo hago de esta manera porque, después de efectuar dicho lavado, me gusta aplicar el último riego con agua osmótica, obligando así a quemar el máximo de sus reservas a la planta. Aunque parezca contradictorio, los que cultivamos con abonos orgánicos, tenemos que aplicar el lavado de raíces con mas precocidad que los que cultivan con abonos químicos, ya que es más difícil arrastrarlos y estos perduran más tiempo en el sustrato. Los abonos químicos se arrastran fácilmente y se puede dejar la solución a una EC baja
El lavado del sustrato sirve para arrastrar la mayor cantidad de sales acumuladas fuera del contenedor. La teoría dice que hay que aplicar tantos litros como resulten de multiplicar por tres la capacidad del contenedor, es decir, para un contenedor de 7 litros, necesitaríamos 21 litros de agua de riego. Si el agua con la que hacemos el lavado de raíces tiene unos valores que no sean óptimos, recomiendo que los 2 o 3 últimos litros ajustemos dichos valores y añadamos algún producto del tipo “Final flush”, del cual hablaremos en la sección análisis de productos algún día, ya que nos ayudará a eliminar el exceso de sales más rápidamente. Por experiencia propia, puedo decir que estos productos no modifican el sabor final, manteniendo, cada variedad, su sabor original.



                                                     En resumen…




Podemos decir que el lavado de raíces se utiliza siempre que detectemos anomalías en las plantas relacionadas con el riego o el abonado, en especial es indispensable en situaciones de sobrefertilización, fácilmente detectables por el aspecto quemado de las puntas y bordes de las hojas y por coloraciones excesivamente intensas y oscuras de las hojas que además tienden a volverse rígidas y quebradizas.Es común entre muchos cultivadores de marihuana hacer uno o varios lavados de raíces a lo largo del ciclo vital de las plantas, en especial al final de la fase de crecimiento y sobre todo al final de la fase de floración. Este lavado “final” de raíces es especialmente aconsejable en caso de usar fertilizantes de tipo mineral que pueden dejar residuos indeseables en las plantas y alterar el sabor y olor de la cosecha. En concreto os recomendamos realizar un lavado intenso de raíces una o dos semanas antes de cortar y realizar los siguientes riegos hasta la cosecha sólo con agua.






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