Cómo hacer esquejes de marihuana


Cómo hacer esquejes de marihuana


Antes de ponerse a trabajar para hacer esquejes hay que tener en cuenta diferentes consideraciones. Lo principal es que la zona de trabajo esté limpia, y lo bastante, ya que los ‘bebés’ necesitan de los cuidados máximos y que no haya ninguna posibilidad de que se puedan contaminar. Es recomendable que se trabaje encima de una madera para realizar los cortes con el bisturí, e ir limpiando la zona de trabajo periódicamente mientras se van haciendo los esquejes.;





Las herramientas de trabajo como bisturí y/o tijeras deben estar desinfectadas con alcohol de quemar, al igual que el pincel tiene que estar previamente en agua para que no esté seco en el momento de tener que usarlo cuando vayamos a aplicar el clonex. También hay que tener preparados las etiquetas que identifiquen los esquejes, podemos envolver el esqueje, con la etiqueta, o si tenemos los esquejes de la misma variedad podemos dejar marcado el esquejero.

Para ir más rápido, y cómo a la hora de trabajar, puedes cortar cinco esquejes y depositarlos en un bote pequeño con agua, para que cada vez, no tengas que ir cada vez haciendo el mismo movimiento de cortarlos.::::


Las fases de cómo hacer  esquejes:



1- Corta una rama de una planta madre en fase vegetativa con al menos dos nudos, realizar un corte diagonal, con un bisturí, para maximizar la superficie expuesta.


2- Retira las hojas de uno de los nudos


3- Cubre con hormonas de enraizamiento la parte baja del esqueje con un pincel.











4- Coloca el esqueje en el medio elegido para el enraizamiento, coco, tierra, lana de roca, etc…











5- Es fundamental evitar la deshidratación, para ello puedes recortar las hojas, evita las temperaturas demasiado elevadas, evita la evaporización cubriéndolos, mantén elevada la humedad ambiental, un pequeño invernadero es de gran ayuda. Si es eléctrico y mantiene caliente la base de los esquejes menor.









6- Riégalos periódicamente con algún producto que favorezca el enraizado, nada más observes las primeras raíces trasplántalos.









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Poda APICAL

Técnicas de poda: La poda apical






A la hora de podar marihuana, esta técnica es posiblemente la más conocida y extendida. Consiste en cortar el ápice superior de nuestra planta, dejándola por decirlo de alguna forma.. “decapitada”. Con esto conseguimos que la planta no continúe creciendo por ahí y comience a desarrollar las ramas inferiores al corte.




Esta técnica de poda se utiliza para obtener unos resultados muy concretos, forzar a la planta a desarrollar sus ramas. Con ello conseguimos que nuestra planta comience a ensanchar, sus ramas se harán mas fuertes y comenzaran a crecer haciendo que en vez de una sola punta, tengamos  varias puntas en nuestra planta, obteniendo así mas cogollos.
Realizarlo es muy sencillo, basta con cortar el ápice superior de la planta y listo. Se puede cortar con la propia mano, aunque lo recomendable es hacerlo con unas tijeras o cuchilla que estén desinfectadas (con alcohol por ejemplo).



Algunas plantas de marihuana tienden a parecerse por su estructura en crecimiento a un abeto. Es su genética, no lo pueden evitar.

 Los ejemplares que son predominantemente Sativa presentarán, como norma general, un crecimiento vegetativo muy grande, con posibilidad de que crezcan en forma cónica, con la base amplia, pero con una altura de hasta cinco metros. Algo que no siempre es práctico en todos los cultivos si no se dispone del espacio necesario para que la planta se haga tan alta. Una fórmula que podemos usar para que la planta termine siendo algo más parecido a un arbusto que a un árbol, aunque ella por sí misma no tenga esa tendencia, es la poda apical, poda FIM o micropoda.




Esta técnica de poda consiste en 'engañar' a la planta para que no centre su crecimiento en el tallo principal y lo haga en los secundarios para que crezca a lo ancho en lugar de a lo alto. Para eso tendremos que estar atentos al brote final de cada rama (especialmente al principal, por supuesto), ya que desde estos, el ápice del tallo sacará su primer par de hojas que determinarán el crecimiento de la planta. Esas hojas han de ser cortadas a una distancia de cuatro a seis milímetros de su base, situada en el ápice, amputando la parte final de éstas y dejando un pequeño trozo sin dañar. La planta reaccionará como si hubiera sido “atacada” por un pájaro o un insecto. De hecho el aspecto visual de las hojas será similar, se desarrollarán creciendo sin la parte arrancada como si hubieran sido mordidas. Ante esa situación, la planta genera una respuesta hormonal, centrando su desarrollo en los dos brotes anteriores al que hay al final del ápice, que al estar sin dañar se estiran rápidamente buscando la luz. El central, que en realidad no ha sido cortado del todo, se desarrolla con un poco más de lentitud, consiguiendo una rama que se divide en tres puntas distintas, circunstancia que evitará que se alargue demasiado puesto que esto divide de manera natural el flujo de la savia. Si la luz es adecuada, permite desarrollar bien tres ramas donde en principio se iba a desarrollar solo una. Es muy importante que se haga este tipo de poda en todas las ramas a la vez, pues la planta siempre tiene tendencia a crecer por el brote central y, si le queda aunque sea uno sin cortar, puede centrar su crecimiento en este, pues es la manera más segura de alcanzar antes la luz.

¿Cuándo realizar esta poda? En un proceso controlado de crecimiento que se llevó a cabo por nuestro departamento técnico, se germinó una semilla entre servilletas y fue transplantada a los tres días a una maceta de 3,5 litros en tierra pura. En el momento en el que la planta llega a unos 30 centímetros, ya mostrará un tallo principal y dos y tres entrenudos y es cuando se debe hacer la primera poda apical, que debe realizarse tanto en el tallo principal como en los entrenudos para poder variar de manera efectiva el patrón de crecimiento. Dos semanas después de la primera poda apical, la planta fue trasplantada a una maceta de 40 litros, su ubicación definitiva. Una semana después, (tres desde la primera poda FIM), se procedió de nuevo a una poda apical. La tercera poda mediante esta técnica se efectuó pasadas otras tres semanas desde la segunda.

Los brotes laterales crecerán, intentando que la planta se desarrolle, florezca y produzca semillas. De un tallo principal se pueden conseguir muchas puntas distintas si el proceso sale bien, aunque depende tanto de la naturaleza de la planta como de la constancia del cultivador.










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